Que suerte, como tantas otras cosas, que para nosotros algo tan complejo sea tan fácil de manejar.
Dice Edgard Morin: "De hecho, no
hay
fenómeno simple. Tómese el ejemplo del beso.
Piénsese
en la complejidad que es necesaria para que nosotros, humanos, a partir
de la boca, podamos expresar un mensaje de amor. Nada parece más
simple, más evidente. Y sin embargo, para besar, hace falta una
boca, emergencia de la evolución del hocico. En necesario que
haya
habido la relación propia en los mamíferos en la que el
niño
mama de la madre y la madre lame al niño. Es necesario, pues,
toda
la evolución complejizante que transforma al mamífero en
primate, luego en humano, y, anteriormente, toda la evolución
que
va del unicelular al mamífero. El beso, además, supone
una
mitología subyacente que identifica el alma con el soplo que
sale
por la boca: depende de condiciones culturales que favorecen su
expresión.
Así, hace cincuenta años, el beso en el Japón era
inconcebible, incongruente...".
Biología, evolución humana, biopoder, boca, músculos, cariño, ternura, amor, endorfinas, oxitocinas, ... hasta acabar en bersos, son muchas cosas, quizás demasiadas, y sin embargo en muchas ocasiones sabemos gestionarlo de manera casi "natural". Que privilegiados somos.