Hoy, después de diez años, he entrado en una gran superficie. Recuerdo perfectamente por qué dejé de hacerlo: me encontré en un pasillo, con un carrito y me sentí agobiado por los miles de estímulos preparados para ser "consumidos" que había a mi alrededor. Es una experiencia que no se la deseo a nadie. Mi cabeza tenía otras cosas mas importantes que hacer.
El cerebro solo procesa una mínima cantidad de información que recibe: 400
mil millones de bits de información por segundo, de los cuales solo somos conscientes de de 2.000 mil de
esos bits, referidos al medio en el que habitamos, el tiempo y nuestro cuerpo. Así
pues, lo que consideramos la realidad, es decir, aquello que vivimos, es
sólo una mínima parte de lo que ocurre.
Nuestras emociones y creencias nos ayudan a filtrar toda esa información, pero también está última condiciona a nuestras emociones y creencias. Librarse de un poco de basura y dejar correr el aire fresco no viene nada mal.
Imagen: La dérive por CARO-MA